Del proletariado al precariado: lecciones globales del auge del trabajo en plataformas

Una respuesta desde el Núcleo Milenio sobre la Evolución del Trabajo (MNEW) al análisis de The Economist sobre los 200 millones de trabajadores de plataformas en China, y sus implicancias para América Latina.

El reciente artículo de The Economist, titulado “From proletariat to precariat: China’s 200m gig workers are a warning for the world”, plantea un diagnóstico inquietante: la economía más grande del mundo ha transitado desde el proletariado industrial hacia una masa laboral precaria y flexible, marcada por la expansión del trabajo mediado por plataformas tecnológicas.

Según la publicación, más de 200 millones de trabajadores urbanos en China -el 40% de su fuerza laboral- dependen de algún tipo de empleo flexible o “gig work”, lo que redefine los límites entre el empleo formal, la autonomía y la precariedad.

El texto advierte que este fenómeno, impulsado por el avance tecnológico y la búsqueda empresarial de flexibilidad, representa un desafío estructural para los sistemas laborales del mundo. China, señala la revista, “ofrece una advertencia para todos los países”: el trabajo de plataformas no es una anomalía transitoria, sino una nueva configuración del empleo que exige repensar el contrato social.

América Latina ante el espejo

Desde el Núcleo Milenio sobre la Evolución del Trabajo (MNEW), la directora Jeanne Lafortune subraya que las lecciones del caso chino no son ajenas al contexto regional.

“En América Latina tenemos una combinación compleja: alta informalidad y disponibilidad creciente de aplicaciones. Esa mezcla es una receta perfecta para expandir el trabajo sin contrato formal”, explica.

Jeanne destaca que, a diferencia de China, la región cuenta con mayor movilidad laboral, pero enfrenta restricciones legales y rigideces contractuales que dificultan la creación de empleos formales.

“Las legislaciones laborales en América Latina fueron diseñadas para un mundo del trabajo que ya no existe. Si no adaptamos nuestros marcos regulatorios, veremos una expansión aún mayor del empleo vía plataformas sin las protecciones necesarias”, agrega.

Para la economista, el desafío no está en revertir la tendencia, sino en repensar la protección social:

“El artículo de The Economist tiene razón en que no podemos dar marcha atrás. El trabajo de plataformas llegó para quedarse. Lo urgente es diseñar mecanismos que garanticen derechos y seguridad social, aunque las relaciones laborales no sean tradicionales.”

Chile: entre la autonomía y la precariedad

El investigador principal del MNEW, Arturo Arriagada, coincide en que la experiencia asiática anticipa tendencias que ya se observan en Chile.

“Hoy cerca del 3% de la fuerza laboral chilena -unas 288 mil personas- trabaja a través de plataformas digitales. Esto incluye desde repartidores y conductores de apps, hasta creadores de contenido y vendedores en plataformas como Mercado Libre o WhatsApp”, señala.

Según el investigador, la informalidad sigue siendo un rasgo dominante, sobre todo en actividades vinculadas al comercio digital o los servicios personales ofrecidos por redes sociales.

“El trabajo en plataformas no es homogéneo. Cada aplicación configura un ecosistema distinto, con perfiles laborales y condiciones desiguales. En sectores como el delivery o el transporte hay menor presencia de mujeres, y aunque muchos lo ven como empleo temporal, un 34% de los trabajadores lo realiza de manera constante”, detalla.

No obstante, Arturo enfatiza que la autonomía y la flexibilidad son valores centrales para quienes optan por este tipo de empleo, incluso a costa de mayor incertidumbre.

“Muchos trabajadores de plataformas prefieren esta actividad antes que un empleo tradicional con horario fijo. La posibilidad de manejar su tiempo es un elemento clave, especialmente en contextos donde el trabajo formal no ofrece estabilidad real”, concluye.

Un nuevo contrato social para la era digital

El fenómeno descrito por The Economist -y analizado por los investigadores del MNEW- evidencia que la frontera entre formalidad, autonomía y precariedad se ha vuelto difusa.
Tanto en China como en Chile, las plataformas digitales se han transformado en puentes entre la empleabilidad y la exclusión, al ofrecer oportunidades de ingreso, pero también al desplazar las responsabilidades tradicionales de protección social.

Para Jeanne Lafortune, el reto para los gobiernos latinoamericanos es diseñar un nuevo tipo de institucionalidad laboral, capaz de combinar flexibilidad con seguridad.

“Debemos pensar en esquemas de protección social portables y adaptables, donde los beneficios se vinculen a la persona más que al contrato. No se trata de eliminar las plataformas, sino de hacerlas parte de un sistema más justo y sostenible.”

Desde el MNEW, la invitación es a mirar el futuro del trabajo con una perspectiva regional y comparada, entendiendo que la innovación tecnológica no solo transforma la productividad, sino también las relaciones humanas, los derechos y las expectativas sobre lo que significa trabajar.

Investigadora

Jeanne Lafortune es profesora titular del Departamento de Economía UC y directora del Núcleo Milenio sobre la Evolución del Trabajo. Su investigación se centra en economía laboral, desarrollo y economía de la familia, con énfasis en cómo los mercados matrimoniales, las leyes familiares y el cambio tecnológico afectan las decisiones económicas. Ha trabajado también en temas de seguridad laboral, ahorro y flexibilidad en el mercado del trabajo, utilizando métodos experimentales y evaluaciones aleatorias. Doctora en Economía del MIT, es además directora científica de J-PAL LAC y ha colaborado activamente en iniciativas globales de investigación y formación del mismo centro.

Investigador

Arturo Arriagada, PhD en Sociología por la London School of Economics, es profesor asociado de Cultura Digital y Trabajo Creativo en la Universidad Adolfo Ibáñez. Su investigación aborda cómo la tecnología transforma el trabajo, especialmente en plataformas digitales y con inteligencia artificial.

Es investigador principal de Fairwork Chile, e investigador asociado del Núcleo Milenio para la Evolución del Trabajo (MNEW) y del COES. Dirige el laboratorio Social Media Culture, dedicado a estudiar el impacto de las redes sociales en la vida social y económica.

Sus trabajos han sido publicados en revistas como Social Media + Society y Journal of Communication.

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