Adiós al libro de asistencia: ¿solución tecnológica o problema de confianza?
Respuesta del MNEW a la nota de BioBio sobre el fin del libro de asistencia
El medio BioBio publicó la nota “Fin a libro de asistencia: CGR obliga a modernizar registros de entrada y salida de funcionarios”, en la que se informa que la Contraloría General de la República (CGR) instruyó a los organismos públicos a reemplazar los libros de papel por sistemas tecnológicos como tarjetas electrónicas, softwares en línea o sistemas biométricos, con un plazo máximo hasta el primer semestre de 2026.
Según detalla BioBio, los registros en papel presentan “errores, omisiones, ilegibilidad, adulteraciones, registros fraudulentos o anotaciones estandarizadas que afectan completamente su confiabilidad”. Esta medida, enfatiza el medio, surge tras fiscalizaciones que han evidenciado fallas sistemáticas en los controles de asistencia del sector público.
En este contexto, “el caso de las licencias falsas de funcionarios del Estado ha generado con razón molestia en la ciudadanía. Si la ética y probidad es fundamental en el trabajo, lo es más en el sector público por el rol que juega este en la sociedad y la fuente colectiva de los recursos que financian su funcionamiento”, señala la investigadora principal del MNEW, Francisca Gutiérrez.
La académica coincide en que la instrucción de la CGR es una señal política necesaria, pero advierte sobre el riesgo de depositar una confianza excesiva en la tecnología: “La asistencia, la productividad y la probidad son tres problemas distintos y no necesariamente relacionados. Evitar a los llamados ‘funcionarios fantasmas’ es importante, pero cumplir un horario estricto no asegura un mejor desempeño ni un servicio de mayor calidad”, puntualiza Francisca.
En su análisis, la investigadora identifica tres puntos que complementan lo planteado en la nota de BioBio:
Asistencia no equivale a productividad ni probidad.
La nota indica que el nuevo sistema “pretende reducir los fraudes y errores involuntarios en el sistema de registro”. Aquí conviene subrayar que controlar la presencia física no asegura un mejor servicio ni un desempeño más ético. Como plantea Gutiérrez, “es importante adecuar las expectativas respecto al potencial impacto de esta medida. La asistencia, la productividad y la probidad son tres problemas distintos y no necesariamente relacionados. El hecho de que las personas estén físicamente en el lugar o que cumplan con un horario estricto no implica que su desempeño vaya a ser mejor, ni que vayan a estar más alineados con las normas”.Mejorar la productividad y reducir los fraudes exige no solo mayor fiscalización, sino también nuevos esquemas de incentivos, reorganización de procesos, capacitaciones, entre otros. Pensar la crisis del trabajo en el Estado como un simple problema de control/sanción es reduccionista e improductivo.
Las tecnologías no son neutras.
La nota de BioBio resalta la necesidad de usar herramientas que entreguen confiabilidad para las jefaturas. Sin embargo, estas tecnologías nunca operan en el vacío: están atravesadas por dinámicas sociales y organizacionales. Las personas pueden adaptarse, resistirse o incluso subvertir los nuevos dispositivos de control. Por ello, es clave entender que no basta con instalar sistemas: se requiere un proceso de implementación dialogado, con monitoreo constante y evaluación participativa que incorpore la experiencia de funcionarios, asociaciones y jefaturas.Reducir el problema a una mera cuestión técnica invisibiliza los conflictos, negociaciones y aprendizajes que moldean la vida laboral en el Estado.
El riesgo de la vigilancia biométrica.
En la nota se mencionan sistemas de huella digital o reconocimiento facial como posibles soluciones. Aquí se abre un debate fundamental: la protección de datos personales. Como advierte Francisca: “la información biométrica revela características físicas, conductuales y hasta emocionales de las personas, lo que la hace especialmente sensible y vulnerable a malos usos”.La pregunta central no es solo cómo controlar la asistencia, sino cómo garantizar que la modernización tecnológica respete el derecho a la privacidad y la seguridad de los trabajadores públicos. Sin reglas claras y transparencia en el uso de estos datos, el riesgo es que un avance administrativo se transforme en un problema de vigilancia masiva.
En suma, como respuesta a la nota de BioBio, desde el MNEW proponemos comprender este cambio no solo como un avance tecnológico, sino como un desafío organizacional y ético. La modernización del control de asistencia en el Estado será positiva en la medida que combine control responsable, eficiencia y protección de derechos.
Investigadora
Francisca Gutiérrez Crocco es Socióloga, Magíster en Ciencias Sociales y Doctora en Sociología por la EHESS de París, ha centrado su trabajo en relaciones laborales, sindicatos, management, empresarios y género. Fue directora del Observatorio de Huelgas Laborales COES-UAH entre 2016 y 2020.